
La situación mundial nos habla de una crisis del sistema económico-financiero.
Estados Unidos no quiere volver a vivir una depresión como la de 1930.
El salvataje a bancos y entidades financieras es un claro y concreto accionar que tiende a rescatar un modelo global que se sustenta en la reconversión. Poderosos, hasta hoy, grupos económicos especuladores, son absorbidos por holdings sin mucha historia y sin antecedentes.
Quienes pregonaron el liberalismo a ultranza y la libertad de mercado, hoy exigen la intervención del Estado para salvar los desastres de créditos otorgados sin avales.
El famoso FMI está desaparecido y sólo se deduce de su actuación que este ente internacional sirvió para endeudar países y aniquilar sus economías.
En nuestro país, atado a los carros de siempre, esta crisis global se hace sentir a pesar de las predicciones del gobierno. Suspensiones y despidos en los sectores de la producción automotriz y cárnica, nos alertan sobre la verdad. Esto no ha terminado!
La globalización en un sentido de economía del centrifugado, ata a la Argentina al destino que decidan los países desarrollados que pagan sus errores con la liquidación de las reservas y capitales de los países en desarrollo. El traspaso de los dineros de las AFJP al estado, justo en este momento, nos dice de la urgencia de la Presidenta por sanar cuentas.
Es esencial aclarar que de ninguna manera deseamos ser agoreros o profetas del desastre. Si tenemos la obligación de ser claros.
Sin un proyecto económico-social-productivo, con políticas de Estado que consense entra el oficialismo y la oposición pautas para lograr esto, la salida de esta crisis será difícil, dura y tendrá nuevos excluidos.
Debemos terminar con los subsidios a empresas que no han invertido; asegurar que se logre que el consumo de productos de la canasta familiar, no siga encareciéndose a valores inalcanzables, sacando el IVA a esos productos e imponiéndolo con mayor valor a artículos suntuosos; fomentar créditos blandos para las PYMES que generan el setenta (70) por ciento del empleo y del trabajo; un cambio flotante por el cual haya un dólar para las exportaciones y otro para el mercado interno; pactar entre las organizaciones sociales, políticas, gremiales, sociales y productivas, un proyecto que nos permita asegurar una nueva cultura donde la educación, la salud, el trabajo y la vivienda, sean derechos intocables y obligaciones del estado, más en este tipo de crisis donde está en riesgo la ciudadanía que tiene créditos para la vivienda o hipotecas; afirmar la necesidad de aumentar los presupuestos en educación y salud, sobre todo en el área de investigación.
En esta crisis hay dos posibilidades de salida: la actual donde en muchos ámbitos se nota la ausencia del Estado o la de un Estado fuerte, planificador y equilibrador de la economía y que cumpla su rol de protector de los sectores más débiles.
ES HORA DE CRECER O SEGUIR SIENDO NIÑOS A LOS CUALES ACUNAN LOS CANTOS DE SIRENA.
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